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31.10.07

nos quedamos...

cada quien en su continente, como clavados con tachuelas a un mapa mundi sobre la pared. La próxima vez que hayan de moverse las piezas -y se moverán- será necesario hacerse cada quien un desgarre desde el centro hacia un costado.

Y será doloroso y habrá sangre y todo.

30.10.07

II

Por otro lado, a qué viene esa idiota manía de "producir". ¿No es el sentimiento un bien en sí mismo?
Hace poco escribí algo que no me atrevía compartir:

Puede que el artista esté en posición más humilde que el hombre común, el hombre simple. Puede que el artista no experimente la vida si no es mediante el artificio de la creación, en cambio el hombre común está en la vía de todo aquello que aquél desea vivir. La experiencia repartida en fragmentos. ¿Cuántos hombres –en su monotonía, en su rutina, en su aparente intrascendencia- conforman cada uno de ellos, aportando un rasgo, un gesto; algunos varios rasgos y gestos, la creación de un sólo personaje de ficción?

¿No deseas a veces simplemente reclinarte sobre tu asiento y vivir? Un artista no está vivo, no hay peculiaridad en su existencia. Al final los artistas, tal vez, son todos más o menos el mismo objeto gris en forja de su aliento vital. Una máquina que debe construirse a sí misma todo el tiempo, frente a la perfección inalcanzable del organismo más simple...


(as in) chopin bukowski: this is my piano

Quisiera escribir un poema con ritmo country y que al teclearse me produjera el mismo alegre brincoteo honky tonky de los viejos (o actuales) pianistas de salón. Estoy de acuerdo con la idea: stop thinking, try feeling pero hasta ahora no he dado al clavo con respecto a lo que debo hacer con todo eso que siento.

(Tal vez porque no se supone que haga nada con ello en realidad).

What would they say?

Todos mis libros están haciéndome peer presure :/.


29.10.07

they say: whiskey makes you frisky

else, it makes you cry.


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17.10.07

insiderismos (qué diría sal paradise)

i
Hoy casi siento que Madrid me quiere, la estaba viendo con detalle, paseándome por lugares a los que -sin darme cuenta- les tomé un cariño fundamental. Y fluía por las lìneas del metro, maravillosamente, y el metro zumbaba adentro de los túneles maravillosamente y el ipod se estremecía adentro de mi bolsillo (metáfora mala) y cada persona me parecía un personaje interesante y todos los confines del mundo estaban ahí representados por alguien de aquí o allá y podía oír conversaciones en un montón de idiomas que no comprendía y ese no entender hacía que cada conversación fuese algo por demás enigmático, así se tratase de la conversación más cotidiana, algo que yo intentaba e intentaba descifrar sólo a partir de la comunicación gestual con que los hablantes enfatizaban sus misteriosas historias.

Hoy casi siento que Madrid me quiere, excepto porque en algún punto se detuvo la música y la gente volvió a decir hostias, tía, joder y el tumulto de madrileños ocupados, con vidas correctamente encausadas, para quienes time is money, volvió a chocar sus hombros contra los míos y ganarme los asientos libres y tocarme la cintura para hacerme a un lado en las escaleras eléctricas.

Entiendo que soy altamente sensible a la hostilidad, que desde niña voy por ahí casi pidiendo perdón por existir, que cualquier voz en alto me hace esconderme debajo del pupitre, con las mejillas chapeadas y sin saber dónde rayos esconder la mirada. Por eso me senté en alguna banqueta"E" a pensar en el sentimiento de culpa y en qué punto, exactamente, de mi vida me fue inculcado y la tan conocida tesis de Freud en el Malestar. Ese complejo que, en lo que toca a mí, es lo que a cada dos pasos de mi vida me paraliza.

Sobra decir que entiendo exactamente contra qué toca rebelarme.

ii
He visto en youtube esos videos que cuelgan ahora los alumnos, de lo que pasa en el salón de clases donde los maestros ya no pueden tenerlos quietos ni un rato, impedir que digan palabrotas o estén todo el tiempo jugando con sus celulares o sus laptops. Yo recuerdo màs o menos lo que era un maestro, tampoco se trataba de la gran cosa, pero en el mejor de los casos te tocaba alguien buena onda que sabía un montón de cosas interesantes y te adoptaba como su favorito (a) si notaba que tenías especial interés por esos temas. No hay demasiados maestros que quisiera volver a ver, though. Vistos en retrospectiva, sí hay un cierto aire de fracaso en relación a sus vidas asociado al hecho de que pueden permanecer hasta la postjubilación dando clases para el mismo grado, la misma materia... viendo generaciones enteras pasar... generaciones completas de alumnos que supuestamente tienen un futuro brillante porque sus padres pueden pagar las mejores escuelas, es decir, esas instituciones con fines de lucro en las que el cliente siempre tiene la razón. Pero de eso a escuchar con consentimiento a los morrillos de ahora -todos rbd y britney spears y paris hilton- llamarles pobres pendejos y ver (en el you tube) que esos pobres pendejos no pueden sino poner cara de que ojalá esto no se sepa fuera de clases y se pasan de buenaonda y de barcos sólo para conseguir el mínimo grado posible de complicidad con esos pequeños cabrones que pagan su salario, hay una gran diferencia y no deja de sorprenderme.

Todo esto me suena, más bien, a que en un punto el mercado (o sea, la cultura) ha, tal vez, conseguido exaltar o precipitar la rebeldía de la adolescencia/juventud y orientarla hacia la prosecución de una idea de libertad por demás estúpida (libertad para ser un mequetrefe adolescente, un pequeño hijodeputa y, cuando crezcas, un experimentado cabrón). Y esto crece hacia abajo, es decir, cada vez hacia generaciones más jóvenes desde que las reprimendas están clasificadas como maltrato psicológico a menores y las sociedades de padres de familia tachan de acoso sexual cualquier inento de acercamiento sujeto a sujeto con los niños. Y hacia abajo, conforme se abren guarderías para infantes desde los 6 meses de edad, como beneficio para las madres trabajadoras -en las ciudades en donde esto es posible-.

Lo que me hace, finalmente, plantear si acaso vivimos -o vamos hacia- una sociedad cuya integración y pertenencia no están basados ya en el sentimiento de culpa inculcado a los niños. Y si esto es mejor o peor, o si da exactamente lo mismo. Al final cada quien recibe la mierda que se merece -quiero pensar-. Y no estoy diciendo que se lo desee a esos adolescentes cuelgavideos. Ni que espero ver a los maestros desde sus monótonos y denigrantes trabajos con seguridad social y pensión -por jodida que ésta sea- reírse en la cara de esos futuros pobres diablos, cuando lo sean, trabajando horas extras por un salario de mierda y sin ninguna prestación del todo. Tal vez al final todos somos unos pobres pendejos y ya.

"Lo primero que aprendí cuando era niño " me dijo W. "fue a respetar a los mayores." Esto suena, de suyo, totalmente status quo. Pero valdría la pena que lo meditásemos un poco -a quién le interese-. Hace años era todo un motivo de orgullo ser padre o madre, ahora casi hay sólo probabilidades de encontrarse en el banquillo de los acusados por perdedor, mal padre y generador de complejos. Todo esto, la verdad, como no soy socióloga ni antropóloga ni planeo ser madre en el futuro cercano, me incumbe muy poquito. Pero qué digo -y a quién lo digo- sólo quería despejarme la mente y volver al éxtasis de sentirme toda una madrid insider.

10.10.07

why bother

I
Saraband, bien. No hace falta que yo vaya al cine y mire la última cinta de Bergman para que el mundo sepa que es una pieza magnífica. De hecho, no hace falta absolutamente para nada, con lo cual la sola intención de extender un comentario es ya perdida de tiempo. Pues, si todos los que fueran al cine y salieran con el pecho atravezado por una viga pretendiesen a) tener la capacidad de expresarlo y, encima, b) encontrar disposición en los demás para escucharlo... qué mundo tan escandaloso, tan lleno de "ayes", tan extraño, tan estrafalariamente raro sería. Razón por la cual me atrevo a decir que no siempre cabe ser consecuente. La catársis ¿catársis? experimentada ante una obra debe llevarse en privado y con discreción; por pudor y para conservación del propio fenómeno catártico.

II
Agrego que era una tarde espléndida. Que a la salida del cine me esperaba el otoño. Camino a casa jugamos a tocarnos. Yo quería olerlo y darle un nombre a su aroma. Degustarlo y darle un nombre a sus sabor. He oído de "vientos que pueden besarse". Pero el otoño no se deja besar. Y la sensación del otoño no se deja nombrar. Estoy segura de que a todos nos pasa: ir un día como si nada y, de pronto, "¡Ah, el otoño!". Y porque el corazón salta en su sitio, nos avisa. En la medialuz de la antenoche se enciende el interior de la casa: Ah, el otoño... y no sabemos por qué lo decimos. Pero a todos nos pasa. Yo quería nombrarlo -he querido nombrarlo siempre- pero caminamos toda la tarde y otra vez fui incapaz.

III
Quien no ha estado en la miseria creativa jamás entenderá el terror, el miedo a convertirse en objeto. Si de un infierno me quiero salvar es de ese estado de no-inspiración permanente. ¡¿Cómo hay quién puede vivir así 24/7?! Me iría contra mí misma ¡si con eso ardiera!

IV
La comunicación intersubjetiva es tan especial, tan rara. Guardaré mi cacho de atención y empatía para las inquietudes esenciales. Sólo espero poder identificarlas, pues todas saltan a mis manos, todas quieren extenderse hacia un Otro lo mismo.

V
¿Y por qué era importante nombrar el otoño? Bueno eso es un asunto de lo más privado (querido lector implícito).

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9.10.07

repartidores

"Lo único que quería era escurrirme en la noche y ver lo que andaba haciendo la gente por todo el país".
-Kerouac, En el camino

Si sumas todos los kilómetros recorridos al día, ida y vuelta de tu casa al trabajo; si sumas todas esas horas de tráfico, todo ese cansancio, y lo acomodas sobre una larga linea roja atravesando un mapa...

¿A dónde llegarías en una semana laboral? ¿Dónde podrías estar tomándote esa cerveza del viernes por la noche
y con quién
o quiénes?

Aún cuando tengas que volver al punto de partida muchas veces, cada orilla será una conquista
como todas las veces que tienes que regresar y pasar los dedos sobre la plastilina antes de lograr su mayor extensión.*

Y cuando estés lo más lejos
cuando estés frente a esa línea divisoria marcada por el cansancio
o la absoluta miseria
extenderás el brazo, tensarás las puntas de tus dedos.
Y eso es ir aún más lejos.

De momento todo es una cuestión de kilómetros
-de momento-
hasta sentir que toda la masa de tu cuerpo
todos esos músculos en reposo
todos esos órganos aletargados
son más que suficientes;

que una persona puede caminar por el mundo como un niño
aprende a conocer el patio de su casa
el barrio
la ciudad
conforme crece.

Coge todos esos tickets de metro y ponlos uno detrás de otro
sobre el pequeño mapa.

Todos esos camiones repartidores que por la mañana dan vueltas y vuelven loca la ciudad con su mercancía varada en doble fila
¿a dónde te llevarían?
si accedieras a brincar encima
si te resistieras con todas tus fuerzas al miedo
de no estar en casa a tiempo para la cena.


* trataba de dar la idea de un mapa mental que se expande, no continuamente sino tras varios ires y venires, cada vez a una orilla más lejana. Lo importante es el mapa geográfico mental o del territorio conocido.

He aquí un poco de improvisación... en realidad trataba de sonar frenética. Tal vez un día lo consiga. On the road no deja de (in)molarme. Estoy tratando de planteármelo en el USA actual.

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4.10.07

on conrad and kerouac

sólo sé que me hubiera gustado vivir en una época en la que el mapa mundi todavìa tuviera grandes espacios en blanco. o esa otra época en la que toda una generación tomó las interestatales creadas por el comercio para documentar ¿documentar? el espíritu de una nación que aquí y allá ardía en fragmentos. ahora mismo no sé lo que hace mi generación ni si soy parte de eso. pero cuando miro el mundo desde google earth y secretamente lamento que no haya tierras inexploradas sobre las cuales fantasear, sè que también soy un fragmento y que también ardo, no obstante que todo el tiempo me aceche el miedo de apagarme antes de haber comprendido del todo de qué ibamos.

but one thing is true: en el plano de mi vida, en los hechos, ahora mismo me situo en el margen de lo conocido (por mí), asì que el futuro es: o un torpe, temeroso, paso hacia ese territorio en blanco o un firme, yet, acojonado retorno hacia las calles de siempre, el vecindario de toda la vida. Y mi moneda siempre ha estado cargada hasta esta ùltima opción. Y ustedes no saben todo lo que me ha costado cerebralmente, impedirmelo. Ya no se diga la resistencia que es mi organismo entero.

Tambièn me pasa porque no he aprendido a confiar en la gente, a montarme en sus coches que de cuando en cuando se detienen junto a mí a ofrecerme aventones. Y debería. Debería.

II
Todo este tiempo lamentando haber perdido la inocencia... no será una inocentada mayor creer que, de hecho, se ha superado del todo el estado de preconsciencia? Los peores errores son los errores de juicio. Y es ahí donde siempre meto la pata.

Mi única salvación es ejercitar el silencio, aprender a no pretender siempre tener algo que decir...