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20.6.09

aquí al lado hay

un fantasma velando su cadáver.

17.6.09

scratch until it bleeds

You loose
your luz
you scratch
your woos
you work,
it works: it's bleeding.

you take
the ache
and make
a mess: it's killing

now it's killing inocents.

como la vergüenza

Normalmente soy generosa
hasta que empieza a notárseme
que el mío es un dar forzado

Entonces, me cierro
como la vergüenza, orgullosa
aprieto mis accesos

ahí, en la separación, encuentro
mi principio de crueldad

15.6.09

lo doméstico / lo salvaje

Qué mal me siento de no tener una doctrina religiosa, no saber dar consuelo a quien pierde un ser querido ni poderle explicar a un niño que nadie nos mira del otro lado del oscuro cielo nocturno. Para la clase de ideas que tengo últimamente, pobres y recurrentes sobre temas domésticos, no me atrevería a afirmar que mi libertad de pensamiento es más rica que una cuerpo de ideas organizado desde la antigüedad y erguido durante civilizaciones y generaciones de estudiosos, en el mejor de los casos, dedicadas a la reflexión más vívida. (Eso, quitando la generosa costra de mierda fanática e intolerante que hay siempre alrededor de la idea de lo divino y de un sentido dado de la existencia humana.) Con respecto a lo de pensamientos domésticos, es un poco la flojera de pensar afuera de la caja, en este caso afuera. Porque a poquitos días de que empiece el verano, ya está el sol como un ojo que fulmina a penas das un paso fuera de casa. No sé qué hago, si estoy cargando energías para un otoño vigoroso y espléndido o ya como esas flores marchitas de allá fuera, soñando con reverdecer pero sin posibilidad alguna (qué poca fe, mujer!!) No sé dónde estoy, a menudo no me divierto. Ya casi no me hablo, con tal de no hostigarme. Pero hay mucho de bueno en todo esto, como rastrear las marcas de tiempo en los objetos metálicos por el contacto con el agua o atestiguar cómo las hormigas van devorando poco a poco esta casa. Y las grietas en la pintura. Y las manchas permanentes en el piso. Lo ves! Hay mujeres que tienen encuentros maravillosos en sus tareas domésticas pero yo no estoy esperando salir y tampoco sé qué hago dentro. Estoy desubicada y no siento. Hubo otras épocas. Luego extravié las preguntas. Hoy atesoro conformidades pero sólo como un niño que está aprendiendo a contar, no importa lo que le pongan en las manos. Y no persigo las hormigas ni cazo las grietas ni riego las plantas y no me busco en el reflejo del piso aunque hubo días en que el piso brilló más que las puertas y los muebles que reflejaba y las reproducciones de éstos llegaron a ser tan nítidas y la profundidad tan clara que todavía el verano pasado podía sumirme y andar por la casa de ahí abajo pero hoy no, ¿por qué ya no? Para qué volver sobre terrenos ya explorados...

7.6.09

días, más días

Me obsesiona tratar de demostrar qué es lo que gané cuando renuncié a mi sentido del deber. Y él, que nunca existió lo que yo me empeño en dar por perdido. Hago estampas del cielo y el infierno para dejar de atormentarme porque en estos días de luna alta, me preocupa tanto no ser honda. Quiero que cada vez que alguien tire una piedra adentro de mí se canse de no escuchar cómo resuena el golpe.

4.6.09

Bodega dolorosa

Saqué algunos recuerditos para perderlos esa tarde de lluvia. Haría una fogata con ellos, si me estuviera muriendo de frío. Si de hambre, me comería la celulosa y los químicos para durar unos minutos extra.